13 septiembre, 2010

A veces cuando ganas...pierdes.

Siempre me he considerado mucho mejor estratega que soldado, sin embargo, por alguna razón que desconozco, al final del día siempre me encuentro al frente de la línea de batalla.

Durante mi etapa como estudiante he tenido el privilegio de ganar muchas batallas -sin que esta palabra se refiera simplemente al conflicto o confrontación-. Muchas de estas aventuras fueron emprendidas por mí y mi afán de ser referente en toda actividad que realizo, o como dicen mis amigos: por mi ánimo de protagonizar. Otras, fueron provocadas por terceros que desertaron y de alguna forma la responsabilidad cayó en mis manos. Algunas otras me las compré por ser fiel a mi supuesto sentido de la justicia en favor de los ideales comunes, y en menores ocasiones -pero aún así las reconozco- simplemente por chingar.

El caso de todo esto es que desde pequeño aprendí -que no es lo mismo que: "me enseñaron", pero inherentemente implica que "me transmitieron"- que si le iba a dedicar energía a algo, tenía que ganar. Y digo ganar no en términos de victoria, porque desde muy temprana edad comprendí que cada derrota tiene un mayor contenido de aprendizaje que la victoria y que, correctamente dirigida, esta experiencia negativa se puede traducir en ganancias a largo plazo y con máyor grado de satisfacción. En realidad siempre digo ganar mientras en el fondo me refiero a sumar, sólo que el segundo término es muy matemático, autoayudista y poco marketero.

Porque es muy facil dedicar la vida a emprender batallas tradicionales, sobretodo cuando estás muy acostumbrado a ganar esas contiendas en las que ambos se esfuerzan, uno gana y el otro se va a casa con la cola entre las patas; y aunque mi libro de Sun Tzu dice que la mejor batalla es aquella que se evita -y yo le creo- a lo largo de la vida hay luchas que no se pueden evitar y obsesionarnos con ganarlas por mucho no es la solución porque a veces cuando ganas...pierdes.

Sí, hay mil formas en las que puedes aparentemente ganar y estar perdiendo más de lo que crees. Sólo por mencionar algunos ejemplos -y aunque parezca comercial del gobierno federal- cuando le ganas al sistema dando mordida, pierdes (integridad, respeto y dignidad). Cuando haces trampa en el juego, pierdes (confianza, credibilidad y paz interior). Cuando te aprovechas de la debilidad de un rival ignorante, inocente o indefenso...pierdes ( experiencia, superación y crédito por la victoria) y finalmente lo que me lleva a escribir esta nota es que cuando le ganas una oportunidad a personas que realmente la quieren/necesitan simplemente porque debes ganar...entonces pierdes.

Sí, tal vez efectivamente gané porque me lo merecía o porque demostré que era el mejor...pero en definitiva el ganar algo que realmente no quería posiblemente me ha hecho perder cosas que siempre he valorado: mi libertad, mi pasión, mi autonomía y algunos de mis ideales. Este aparente error me presenta hoy una de las batallas más complejas de mi corto trayecto, pero como diría la viejita de los comerciales..."esa es otra historia".

Hoy... a fuerza de perder ya no valoro tanto el ganar. Me pregunto por ejemplo, qué clase de reconocimiento es un "Borrego de Oro" y por qué me obsesionó tanto ganarlo en algún momento si su mismo nombre explica a la perfección su verdadero valor. Yo no quiero ser un borrego...no importa si es EL MÁS CHINGON DE LOS BORREGOS (diría Cornejo)...porque al fin y al cabo es un borrego. Y ojo que no es por menospreciar a los que si lo quieren -yo lo quise durante varios años- ni tiene que ver con el hecho de que probablemente no pueda a ganar, si no con el hecho de contender a ciegas por algo que no es tu objetivo principal.

Claro que me enorgullece ser un candidato, no obstante creo que debemos ser más pragmáticos, ganar no lo es todo y esta muy lejos de brindarte la felicidad absoluta. A veces te quedas en tu burbuja y no te das cuenta que pierdes disfrutando que eres el mejor de los peores en vez de ganar y aprender mientras eres el peor de los mejores.

De corazón les deseo que no lo descubran demasiado tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por interactuar!