24 noviembre, 2009

Hoy hablé con Fernando Platas

Hoy hablé con Fernando Platas.

Sí, aquel famoso clavadista mexicano que nos regaló una medalla olímpica y fue dos veces la cara de nuestro país ante el mundo al portar nuestra bandera en el desfile inicial.

No se si les ha pasado, pero es tan reconfortante toparte de frente con aquel personaje que viste en la tele o los periódicos y darte cuenta que no sólo es de carne y hueso como tu, si no que en su momento también vivió las mismas cosas que tu vives.

Luego de una plática inspiradora que le pidió mi profesor -quien por cierto también es su compadre- Fernando resolvió las dudas de varios de mis compañeros, quienes a mi gusto un poco fuera de lugar, le preguntaban: ¿Cuál ha sido tu mejor clavado? ¿Y el peor?

En lo personal, me dejó demasiado consternado el hecho de que un tipo pueda asisitir a 4 juegos olímpicos y graduarse de Administración de Empresas en el Tec NO Lógico de Monterrey en tan sólo... 10 años.

¿Cómo demonios pagas una carrera de 10 años en el Tec y sigues triunfando en el intento?


Me quedó claro que al ser una figura pública exitosa, mi amada alma máter y su viejo mandamás Alvarado iban a buscar la forma de colgarse de su fama, así que lo lógico era que le dieran una jugosa beca y todo el apoyo para poder mantenerla. Digo, si a los holgazanes y parásitos que son ALGUNOS tocheros - tengo amigos ahí que me pueden madrear facilmente - les dan comidas, hogar, dinero, faltas ilimitadas y hasta asistentes que les hagan las tareas; no me extrañaría que al medallista olímpico le hubieran dado el apoyo.


Sin embargo, el hombre fue honesto con nosotros y nada me hizo pensar que no lo haya sido en aquellos años de estudiante. El tipo quería ser medallista... no licenciado, no emprendedor, no empleado...MEDALLISTA.



Entonces me quedó claro que al igual que a mí y muchos otros de mi calaña, fueron sus padres quienes le insistieron fuertemente que estaba muy padre perseguir sus sueños, pero que al final del día por la medalla le iban a dar 1,500 pesos en el Monte de Piedad, así que tenía que ponerse a estudiar. 

Y aunque hoy Fernando acepta que tal vez su vida sería la misma sin haber estudiado esa carrera, no niega que fue el haber estado aquí lo que le permitió tener otra visión al retirarse. 


Así que por hoy no tengo más que tragarme mis quejas y palabras. Estoy aquí sentado en mi última clase de 6-9 del semestre y ya no me pregunto que hago aquí. Es mi responsabilidad y la elegí... porque aunque me queje, me gusta. 

Creo que solamente me falta definir como lo hizo él ¿Qué demonios quiero ser? Performer, comunicador, empleado, empresario...hasta hoy: TODO. Ojalá que mis esfuerzos me permitan algún día trascender de la manera en que lo hizo el.

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